El mundo de la literatura, el mundo del arte, es el mundo de la perfección.
Es el mundo donde la belleza, que es lo que en última instancia le da su independencia, su verdad, su autenticidad, nos enfrenta a la acabado, a lo absolutamente abarcable con el conocimiento, con la conciencia además con una visón esférica que jamás llegamos a tener. Entonces, cuando nosotros regresamos de una gran novela, de ese mundo de ilusión, de ese espejismo, deslumbrante que es el de una ficción lograda que se nos impone como una verdad irresistible a este mundo nuestro, cuál es la reacción natural? El cotejo es inevitable. Y la conclusión de ese cotejo es el de que pequeño es este mundo comparado con ese mundo tan grande, tan rico del que acabamos de salir. Y que feo, mediocre y sórdido es este mundo comparado con ese mundo donde todo aprecia tan bello, incluso las peores aspectos de la condición humana, las manifestaciones más sombrías, tétricas, crueles de lo que es el hombre tenia un encanto que el escritor, el creador había conseguido impregnarle, que a nosotros nos lo hacia aceptable, incluso emocionante y por lo tanto bello.
Mario Vargas Llosa
"Literatura y política: dos visiones del mundo"
pindaro
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