quarta-feira, novembro 25, 2009

Na pureza do existir























Tiro de novo a fotografia do envelope e ela fixa-se logo em mais realidade na ficção da sua imagem. Está de perfil como sempre a vejo e olho-a tão intensamente. Temo que ela se volte e vá falar – e que é que iria dizer? O nosso encontro é no eterno, meto de novo a fotografia no envelope. Nunca a amei assim. No absoluto da imaginação. No vazio da inexistência. Na pureza do existir que é igual ao seu nada. No amor em si. E a ternura que me toma é tão. Ternura de nada. Absurda estúpida. Na ficção interna, virada para dentro de eu ser terno. E a sua imagem aérea. E a reconstrução súbita de tudo quanto nela aconteceu.

Vergílio Ferreira

pindaro

2 comentários:

Unknown disse...

"Desde su juventud, el rey Baltazar es un aficionado a los objectos de arte. De los zocos de su ciudad trae a casa el retrato de una doncella que cuelga encima de su cama. Un día llega su padre y le dice que, por ser el heredero, convendría que se casara. Ha pensado ya en una muchacha ? A Baltasar le coge desprevenido y señala el retrato. Pero cuando su padre le pergunta quién es, se ve obligado a confesar su ignorancia. Su padre se encoge de hombros y se dirige hasta la puerta. Luego se para, retrocede y le pide a su hijo que le confie el retrato. Provisto de ese único documento, encarga a la policía que busque a la chica retratada. Acaban por identificarla. Es la hija menor de un lejano hidalgo. Entablan tratos y unos meses más tarde los dos chicos están casados. La vida sigue su curso, pero desgraciadamente cuanto mayor se hace la esposa de Baltasar, más se aleja del retrato querido. Y Baltasar siente cómo va decayendo su amor por su esposa. Porque tal es su aberración que primero quiere a su imagen y luego al modelo, cuando suele ser lo contrario lo que ocurre.(...) No tendré la crueldad de ocultar la continuación de esta hermosa y triste historia. Baltazar había perdido por completo el cariño por la reina cuando su hija, que tenía unos doce años, le perguntó quien era la muchacha retratada en el famoso cuadro. La pergunta demonstraba desgraciadamente cuánto su madre – a la que no reconocía – se había alejado de aquella imagen arrebatadora. Baltasar miró a su hija, luego al retrato y una evidencia le golpeó como el rayo: la niña se parecia de manera patente al retrato. Y presentió la amenaza de un amor incestuoso creciente. Entonces descolgó el retrato, se lo dio a su hija y le dijo: “este retrato, es lo tuyo, mi amor, cuando tengas diez y seis años. Llévalo, míralo todos los días, pero no me lo enseñes nunca más."

Tournier, Michel,in El Crepúsculo de las Máscaras

Unknown disse...
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