Corazón, corazón si te turban los pesares
invencibles, ¡arriba!, resístele a la adversidad
ofreciendo el pecho de frente, y al ardid
del enemigo oponte con firmeza. Y si sales
vencedor, disimula, corazón, no te ufanes;
y si sales vencido no te envilezcas llorando
en tu casa. No dejes que importen demasiado
a tu dicha en los éxitos, las penas en los fracasos.
Y comprende, corazón, comprende, que en la
vida sólo impera la alternancia.
Arquiloco de Paros
pindaro